La sabina es un árbol que prolifera en estas tierras segovianas. Arbol de madera imputrescible y aromática, es capaz de arraigar y envejecer en las áridas y frígidas
parameras calizas de Castilla.
Un bonito camino para conocer estos sabinares es la Cañada
Real Soriana Occidental que corre por la falda de la sierra sobre los 1.200-1.300
metros de altura, equidistante de la carretera y la línea de cumbres;
un camino que conserva sus 90 varas de anchura –75 metros–
desde tiempos de la Mesta, y que se presenta salpicada de viejas, recias y majestuosas sabinas.
Si bien para llegar a la Cañada Real Soriana Occidental podemos hacerlo desde varios pueblos de la zona, desde Prádena también, esta vez saldremos de Arcones en coche por la carreterilla –primero de asfalto y luego de grava– que pasa junto al cementerio, desviándonos a la izquierda a los 1.300 metros para así llegar ante el muro de una finca donde se acaba el firme, a dos kilómetros justos del pueblo.
Ahí comenzará nuestra andadura, siguiendo
hacia la izquierda unas rodadas que bordean por el exterior la cerca del
predio. En unos 15 minutos remontaremos un barranco y, tras rebasar
una gran portilla, nos encontramos y avanzamos por la amplia cañada, que seguiremos en lo sucesivo –atravesando lomas y cruzando arroyos–
sin desviarnos del rumbo noreste.
No hay señalización, algo bastante incomprensible, así que tendremos que tomar como referencia los arroyos que vayamos saltando. A un
kilómetro del anterior barranco se presentan, seguidos, el arroyo
de los Pollares y el de los Palancones, en otros mil metros el de Carromingo
y dos y medio más adelante el de Chozas. Tras salvar este último
por una pontecilla de piedra, en medio de un imponente robledal, tomaremos el camino ascendente durante unos 300 metros y cogeremos de nuevo a la
izquierda por la cañada hasta encarar una última portilla,
que será la cuarta que pasemos a lo largo de jornada. Por detrás
de ella desciende, perpendicular a la cañada, un cordel de ganados
que va a dar al kilómetro 144 de la N-110, a tan sólo dos
de Casla, pueblo en el que acaba esta ruta por el lado más severo
y majestuoso de la sierra.
Es una ruta de 11 km., de dificultad baja o media y no circular. Su duración, que depende de las paradas que hagamos, es de 3 a 4 horas.
Cuando quieras la hacemos, con una bota de vino, pan y chorizo. Tu amigo de la delicada salud de hierro.
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